Sin importar el ganador de las pasadas elecciones del 19 de mayo, una reforma fiscal era una decisión necesaria, urgente y que no podía seguir postergándose.
Ha tocado al presidente Luís Abinader asumir esa responsabilidad y, por supuesto, el gobierno tiene retos y desafíos para que el impacto de la reforma sea reducido.
Un aspecto esencial es atender la demanda de servicios públicos por parte de la población, lo que no puede seguir siendo financiado con endeudamiento.
El país está obligado a que la deuda pública no siga creciendo y reducir la evasión fiscal.
La reforma fiscal anunciada pone un tope al crecimiento anual del gasto público, algo de extraordinaria relevancia para la eficiencia de la administración pública.
Para reducir el impacto de la Ley de Responsabilidad Fiscal hay que incrementar la inversión en los programas sociales del gobierno y un aumento del salario en el sector público.
El gobierno anuncia que subirá hasta los dos mil millones el programa aliméntate y un incremento del salario público de 10 mil a 15 mil.
Aparte de eso, es urgente la terminación de las grandes obras de desarrollo que están en construcción, el Monorriel de Santiago, el Tren de San Cristóbal, el tranvía de Santo Domingo, el teleférico de Santo Domingo Este y el tren Metropolitano que conectará con el aeropuerto de las Américas.
Hay que fortalecer la protección social, el sector salud, aumentar las asignaciones a los ayuntamientos y mejorar el sector eléctrico.
Es positivo el anuncio de destinar 18 mil millones para compra de contadores, transformadores y mantenimiento de las redes de distribución.
El sector eléctrico debe ser una prioridad en este momento.
Un gran acierto del gobierno con la reforma fiscal es la eliminación del anticipo a las personas físicas y las microempresas.
La eliminación de los incentivos fiscales a turismo, industria, cadena textil y fideicomisos, entre otros, era algo impostergable.
El ITBIS, ahora Impuesto al Valor Agregado (IVA), era una clamor generalizado que debía incluir a otros sectores, como ha ocurrido con los servicios digitales.
Es una buena decisión mantener exentos del pago de IVA a productos básicos de la canasta familiar, como arroz, pan, pollo, la leche, huevo, yuca, plátano y los medicamentos.
Las reformas fiscales impactan negativamente a amplios sectores, pero si el gobierno cumple con las iniciativas con las cuales se han comprometido, la carga sería menos pesada.
Esa reforma fiscal debió realizarse hace años, pero varios presidentes de la República le cogieron miedo a perder simpatía y popularidad y de esa manera le dieron larga a esa decisión.
En ese sentido, hay que admitir que el presidente Luís Abinader actúa con responsabilidad cuando decide no postergarla más.