La joven doctora Dharuelly D’ Aza declinó encabezar la terna del PRM para sustituir al renunciante diputado Miguel Gutiérrez.
Gutiérrez, preso en Miami, Estados Unidos, por narcotráfico, dimitió como diputado dos años y cuatro meses después del escándalo de su apresamiento.
La decisión de la joven médico D’ Aza es un mensaje ejemplar de integridad, dignidad, decoro y de un ejercicio limpio de la política.
Como candidata a diputada en las elecciones del 2020, ella fue la de más alta votación, 7 mil 142 votos, de los que no salieron electos diputados en la Circunscripción Uno.
Dharuelly es candidata a diputada nuevamente y si hubiese sustituido a Gutiérrez, su candidatura se fortalecía con las ventajas de la posición.
Sin embargo, en carta dirigida al presidente del PRM, José Ignacio Paliza, decidió no aceptar esa diputación y sus privilegios y, un aplauso para ella, continuar su campaña electoral sin ruidos negativos.
Lo extraño e injusto es que el PRM prefiriera para reemplazar a Gutiérrez a la señora Stamy Colón y no a la ex regidora Amarilis Baret.
En los comicios del 2020, Baret estuvo por encima de Colón en votación en la Circunscripción Uno, con dos mil 947 votos a 2 mil 479.
¿Influiría que Baret es una intransigente seguidora del expresidente Hipólito Mejía?
De todas maneras, reconforta el ejemplo de Dharuelly D’ Aza.