Los cálculos más conservadores proyectan que para rescatar el Río Yaque del Norte se necesitaría un periodo mínimo de 20 a 30 años de trabajos sostenidos e intensos, así como un compromiso de nación que evite que, con los cambios de gobierno, se descontinúen las tareas de corto, mediano y largo plazo.
Debido a que su grado de deterioro es alto y complejo, se estima necesaria una inversión superior a los 3 mil millones de dólares y la puesta en marcha de políticas públicas dirigidas a crear una cultura de preservación de la principal fuente hídrica de República Dominicana.
La diversidad y complejidad de los factores de contaminación y deterioro progresivo, al igual que las carencias para costear las altas inversiones que exige su recate, generan pesimismo en parte de los actores que propugnan por salvar al Yaque del Norte.
El cuadro alcanza lo dramático aunque con causantes y consecuencias específicas para cada espacio de subcuenca en que ha sido dividida la vasta cuenca del Yaque, pero resalta el hecho de que todas tienen como común denominador la confluencia de factores que amenazan con su desaparición.
La cuenca del río abarca un área de 7,053 km², se estima que de esta cerca del 45 por ciento es de vocación forestal, igual a 280 mil hectáreas, por lo que es considerada de alta prioridad nacional y que debe ser intervenida “con acciones de recuperación y preservación de sus recursos naturales. En ella se capta cerca del 22% del agua total anual que se produce en el territorio nacional y suple a varias presas que son fuente de ese líquido en una de las zonas más árida del país”.
En febrero de este año fue publicado el estudio “Proyecto Agricultura Resiliente y Gestión Integral de los RRNN en las Cuencas de río Yaque del Norte y Ozama-Isabela (P163260) Marco para la Gestión Ambiental y Social (MGAS)”, que pone al desnudo la realidad que padece hoy este importante rio.
A partir de sus hallazgos, quedan en evidencia situaciones como la polución y contaminación de sus aguas, las inundaciones y sus secuelas de daños básicamente en el noroeste, la pérdida de agua a consecuencia de obras no diseñadas debidamente, el alto vertido de químicos, “especialmente insecticidas, fungidas y fertilizantes que dañan la calidad del agua que drena al rio Yaque del Norte”.
“Sus zonas de mayor deforestación y por tanto las que tienen mayor capacidad para producir daños a diferentes escalas (Agricultura, presas, sanitarios, etc.) son las siguientes: i) Subcuenca Jimenoa, con unas 60,000 hectáreas, ii) Subcuenca Mao, en la parte alta de la Presa de Monción, con unas 50,000 hectáreas, iii) la parte de la cuenca del Yaque ubicada inmediatamente encima de las Presas Taveras-Bao (Jaimito) con un área negativamente afectada por la erosión de unas 20,000 hectáreas. Esta es la zona más deteriorada de toda la cuenca porque allí se cultivó tabaco y otros cultivos menores por muchos años y con prácticas poco adecuadas, y por último, iv) Subcuenca de Arroyo Gurabo, en Santiago, con unas 5,000 hectáreas”, destaca el informe.
Responsabiliza particularmente al cultivo de tayota como una de las peores prácticas de agrícolas y lo identifica como el que más degradación está produciendo a suelos y aguas de la cuenca. Este cultivo tiene mercado asegurado en Haití y según revela el estudio, su producción abarca entre 3 y 4 mil hectáreas, extendiéndose “hasta la cercanía del territorio donde nace el rio Yaque del Norte”.
El informe que la Comisión Presidencial
A este panorama se agregan las observaciones contenidas en el informe que la Comisión Presidencial para el rescate de las cuencas del Yaque del Norte, entregara recientemente al presidente Danilo Medina.
Su enfoque revela que apenas el 30 por ciento de las aguas residuales de origen doméstico es monitoreado y que no existen sistemas de controles de la contaminación de que es objeto el rio.
“De manera generalizada en la cuenca no se aplican las normas ambientales ni se controla la contaminación que se genera en la producción agrícola y pecuaria, de manera que el grueso de las aguas residuales generadas por las distintas actividades productivas y por el sector doméstico, se vierte directamente sin tratar en el Río Yaque del Norte, en sus afluentes y en el estuario, destacando el caso de las aguas usadas en la agricultura bajo riego que son vertidas a los canales, contaminadas de agroquímicos”, revela.
El informe cita que “El Plan Nacional de Gestión Ambiental y Recursos Naturales (PNGA)”, identifica como el problema central de la gestión de recursos naturales en el país, la degradación de los recursos naturales de las cuencas, lo que pone bajo seria amenaza el potencial productivo y arriesga el desarrollo futuro.
El estudio aplicado en el 2011 por el PNGA identifica de manera general a los actores y a las actividades productivas causantes de la degradación de los suelos y bosques, actividades que también impactan sobre la reducción de la disponibilidad hídrica.
La Comisión Presidencial afirma que causas actuales como la deforestación y la degradación de bosques, permiten asegurar que las conclusiones del estudio aún siguen vigentes y que “también es válido para la cuenca del rio Yaque del Norte, por lo cual se resume a continuación”.
Entre los causantes se señalan la agricultura intensiva de secano en las cuencas baja y media, que utiliza métodos intensivos de producción que derivan en erosión y sedimentación, la ganadería intensiva que ocupa la mayor superficie de tierras de laderas en las cuencas altas y medias y la agricultura de ladera que convierte la cobertura boscosa en áreas de cultivos diversos y pastoreo.
De igual modo, cita la construcción de carreteras y obras de infraestructura, el sector minero y de la construcción, incluidas las granceras, el proceso de urbanización sin ordenamiento y, en el ámbito de gestión, la débil coordinación de políticas que y donde cada institución actúa según su criterio y sin articular sus acciones desde un enfoque de cuenca.
Continuará…