En honor a la verdad, y la verdad debe ser dicha, Enfoque Matinal no era un programa periodístico, no era comunicación social ni mass media, era un programa de corte político opositor, sedicioso, haciéndole creer a la gente que se trataba de un medio equilibrado y profesional.
Lo que ahí se hacía no es periodismo, era más bien propaganda política. Eso es usar un medio de comunicación abierto, plural, profesional, para «meterle» subrepticiamente una agenda no periodística sino propagandística de corte político, partidaria, electoral y en última instancia, desestabilizadora y contra la gobernabilidad y el desarrollo de un país que lo que quiere es que lo dejen avanzar.
La libertad de prensa y de expresión son pilares fundamentales de la democracia, pero usarlas para actividades no periodísticas sino propagandísticas con agendas ocultas, para precisamente desestabilizar la democracia, es un engaño.
Programas como ese deben decir al inicio y al final algo así como esto: «Este espacio responde a los intereses propagandísticos del grupo o partido «tal», por tanto no es un programa de comunicación independiente, y los «comentarios» vertidos aquí responden a los intereses de los grupos y sectores que los producen». Esto para no engañar al gran público incauto y con falta de educación y formación política, al que se le hace creer que son programas independientes.
Esa es la pura verdad! Y dejándonos de pendejadas! La verdad no importa a quien perjudique o beneficie. Hay que ir contra la manipulación venga de donde venga. Claro, este es un país en construcción a cuya ciudadanía le faltan 500 años más de educación y desarrollo y 50 buenos gobiernos para que tengamos un sistema tipo suizo.
Parecería que la corrupción nada más está en un sector, en un lado, que no es un fenómeno social. Vete a la UASD, a tus médicos, CMD, vete a la policía, vete a los empresarios grandes y pequeños, ve a comprar un tanque de gas, ve a la pulpería para que te pesen 5 libras de arroz; ve a las farmacias a comprar medicinas falsas y con precios desproporcionados, vete al seguro de salud, al seguro de automóviles, y los abogados ladrones, etc., etc., etc., en todas partes ese fenómeno cobra cuerpo.
Es decir, la corrupción es un asunto cultural arraigado históricamente en nuestro pueblo, por tanto todo lo que sea parte del pueblo, de la sociedad, tendrá el mismo perfil, los mismos «tumores», incluidos los gobiernos que están constituidos por ciudadanos dominicanos deformados y muchos corrompidos por lo que resulta raro que a un «sector» de la población, le parezca extraño esto, siendo ese «sector» parte de esa misma degradación que oculta.
La sociedad es como el apareamiento de un perro y una perra de raza bola (no uno o una a la que le hayan cortado el rabo) que van a producir un perro bolo, porque no tienen el gen para transmitir un rabo y producir un perro con rabo. La UASD, la policía, los médicos y farmacias, los políticos y los gobiernos, los abogados, los pulperos, fueron «paridos» o creados por nuestra sociedad y por tanto esa sociedad produce, da, lo que tiene en su genética, no un suizo, ni un alemán, sino dominicanos. Los ciudadanos de un país son una producción o manifestación, un producto genuino, auténtico de lo que es la sociedad. Es un perro bolo generado por una «transmisión genética» social. La sociedad dominicana produce y pare lo que tiene, no puede parir suizos.
La corrupción es un fenómeno mundial, pero aquí grupos de oposicionistas y de anarquistas nos quieren hacer creer que es exclusiva del país, cuando también se benefician de otras formas de la corrupción que critican. Naturalmente lo hacen para desestabilizar la gobernabilidad porque saben que por la vía electoral, no llegan al poder y están tratando de producir un lío para pescar en río revuelto.
Y es lamentable que partidos del sistema, que sí tienen posibilidades electorales y ciudadanos que no razonan con profundidad, hasta promuevan la creación de los líos apoyando la agenda de grupos de anarquistas y frustrados.
Conozco a Nelson Rodríguez bien. Él también es crítico pero integralmente crítico, no propagandísticamente crítico como los señores que renunciaron por su propia voluntad, pero que han hecho un discurso mediático cargado de manipulación y mentiras.