Estamos a pocos días para concluir el año 2022. 365 días que para muchos han sido de duro batallar, de incertidumbres, privaciones, tristezas, politiquerías, demagogias, hipocresías límite.
Para esos campeones del pesimismo, a unos 3 días para concluir este año, lo que se visualiza es un ambiente desolador e incierto.
Pero a pesar de todo lo descrito más arriba, por el pesimismo histórico que nos persigue, soy de los que piensa que ningún dominicano debe abrigar preocupación ni dejarse sorprender por la propaganda capciosa que los enemigos de la paz difunden con el propósito de crear artificialmente un clima de desaliento y confusión perjudicial al ánimo nacional.
La República Dominicana es un pueblo predestinado al que Dios siempre ha asistido cuando las iras de la naturaleza o los errores de los hombres han puesto en peligro su existencia.
Debemos y tenemos que seguir de pie, para cuando suene la hora, nuestro país continúe incólume y flote como el Arca de Noé sobre las aguas de las inundaciones.
¡¡Que viva el optimismo del Dominicano!!