Ni los ataques despiadados, tampoco la más sucia de las campañas electorales de los últimos tiempos, frenan a Manuel López Obrador quien se perfila como ganador indiscutible de las elecciones presidenciales de este domingo en México.
En medio de los más virulentos ataques y víctima de una campaña brutal en su contra,Manuel López Obrador, el candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), se perfila como el seguro ganador de las elecciones presidenciales previstas para este domingo en México.
A pesar del acorralamiento mediático y de que se trata de un “todos contra uno”, las encuestas de las firmas de mayor prestigio otorgan una intención del voto por encima del 50 por ciento a favor de López Obrador, lo que le coloca a 25 puntos porcentuales por encima de su más cercano contendor, el derechista candidato de la “Coalición por México”, Ricardo Anaya del PAN.
La gran mayoría de los principales medios masivos de comunicación, tanto tradicionales como modernos, son escenarios de una cruenta guerra donde parece no solo jugarse las lecciones del domingo, sino más bien, la permanencia a sangre y fuego de un modelo económico y político que ha hecho de México un sangriento paraíso del narcotráfico, el crimen organizado y los asesinatos de periodistas, panorama del que ha sido beneficiario y cómplice la derecha política mexicana.
Campañas cargadas de intrigas, rumores sobre la salud y estabilidad emocional, noticias fabricadas en portales como “Retroceso” y cuentas en redes como“Amo a México”, detrás de las cuales se ha confirmado están dirigentes del PRI, son parte de la estrategia que busca presentar a Manuel López Obradorcomo un candidato en el que los mexicanos no deben confiar.
Y como trasfondo que no se quiere develar subyace un México sin más nada que perder, reducido a un paraíso dominado por el poder indoblegable de los carteles del narcotráfico, que ya se extienden por todo el Continente y que, entre 2013 y 2017, “habrían lavado 3.6 billones de pesos”.
Se suma a esto la secuela criminal que abarca la pérdida de más de 270 mil civiles en la última década; el desplazamiento de más 300 mil familias que huyen de la violencia, cerca de 50 mil desaparecidos, además de los interminables secuestros y torturas.
Pero a pesar del aterrador cuadro prevaleciente y de que las ofertas tradicionales, PRI, PAN, PRD y demás representaciones de derecha, tienen responsabilidades en lo que hoy ocurre, Manuel López Obrador es tratado como la oveja negra del proceso, como la opción que encarna el riesgo del estatus quo; la figura peligrosa y aventurera que podría arriesgar “el futuro” de México y de los mexicanos, pero que, según dictan las encuestas, la estrategia no ha resultado suficiente como para que la gente deje de preferirlo.
A tan solo un par de días el panorama luce despejado a favor del candidato izquierdista. Las probabilidades de que resulte derrotado en las urnas se reducen solo a un descomunal fraude electoral, por demás casi imposible de acometer debido a la cómoda distancia en que se coloca respecto a sus contrincantes.
Otros escenarios posibles, pero totalmente descartables, serían los llamados“errores de campaña” que pudiera cometer el candidato o su equipo político, así como los “errores de las encuestas” que tampoco tiene espacio dentro de las probabilidades en vista de que no se conoce que en algún lugar del mundo el margen de error de una encuesta haya alcanzado el 25 por ciento.
A pocas horas de la contienda, Manuel López Obrador cerró su campaña con una descomunal demostración de fuerza que sobrepasó las 100 mil personas y con la seguridad de que, a partir del domingo, en México se abre un espacio diferente para el ejercicio del poder político.
El tres veces candidato presidencial fue jefe de gobierno en Ciudad México siendo su gestión aprobada por el 76 por ciento de los residentes en la capital. Ahora goza de la aceptación de la mayoría del voto joven, segmento decisivo en las lecciones del domingo, así como de una amplia simpatía de las mujeres.
“He conducido mi vida con rectitud y esa honradez es con la que queremos transformar México”, dijo en su mitin de cierre.