En cada proceso electoral, ganar la plaza política de Santiago es un reto difícil para los partidos políticos
Un voto impredecible, exigente y, en gran medida, impenetrable hasta el final de la competencia electoral.
En los últimos 30 años, Santiago ha elegido «apellidos sonoros» provenientes de la clase media, como alcaldes.
Fadul, Sued, Serulle……..
Hay, por supuesto, excepciones. El triunfo de Grullón Moronta, en 1998, se atribuye a la muerte de Peña Gómez días antes de las elecciones.
Sin embargo, el nombre de Grullón Moronta era, en ese momento, «una institución» por su desempeño ejemplar como abogado, funcionario público y deportista.
En el 2016, surgió el joven y poderoso presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, que derrotó a un Sued agotado y a un Serulle con pésima gestión municipal.
En 1990, Monchi Fadul del PLD, en 1994 Sued del PRSC y en 1998 Grullón Moronta del PRD; alcaldes de tres partidos diferentes en elecciones consecutivas.
¿No es un voto independiente que privilegia «apellidos sonoros» y de notable incidencia de clase media?
Esa experiencia es lo que he resaltado sobre algunos de los actuales aspirantes a la Alcaldía.
Aspiran sin ni siquiera auscultar la realidad electoral que tienen en sus narices.