En los últimos meses, la farándula dominicana ha sido escenario de una peligrosa tendencia: el espectáculo ya no se mide por el talento ni por la creatividad, sino por la capacidad de generar escándalos en las plataformas digitales. Todo se ha reducido a conseguir “views”, sin importar las consecuencias.
Lo que en principio parecía entretenimiento, hoy se ha convertido en un serio problema. Las palabras obscenas ya dejaron de sorprender, y ahora se abordan temas sensibles que tocan la esencia misma de nuestra sociedad: la familia, los valores y el respeto.
Un fenómeno reciente refleja cómo ciertos individuos intervienen en disputas ajenas solo para llamar la atención, escalando conflictos que debieron quedarse en lo artístico a terrenos personales y sociales. Esta dinámica no solo degrada el debate público, sino que genera un ambiente de confrontación que, de no frenarse, podría desembocar en desgracias.
El morbo y el espectáculo barato están suplantando la responsabilidad en los medios digitales. Los “busca view” entienden que cualquier polémica es válida si logra clics, pero lo que está en juego es mucho más delicado: la salud emocional de los jóvenes que consumen ese contenido y el deterioro del clima social en general.
Alguien debe poner límites. Las autoridades, los propios artistas y los consumidores tenemos un rol que jugar. Porque si seguimos aplaudiendo este tipo de comportamientos, lo que hoy es simple entretenimiento puede mañana transformarse en un problema mucho más grave para todos.