Las expectativas sobre la llegada del PRM a la Alcaldía de Santiago ruedan por el suelo.
En ocho días se va el PLD y entra a dirigir el gobierno municipal el partido oficialista.
Y como el 24 es el debate presidencial de la ANJE, ese cambio pasaría sin pena ni gloria.
En realidad, el desinterés en la llegada de las autoridades municipales estaría motivado en que coincide con la recta final de la campaña electoral presidencial y congresual.
Tendría su explicación, además, en la armonía con que se lleva a cabo el proceso de transición y la inexistencia de quejas y críticas a las autoridades salientes.
A la Alcaldía llega Ulises Rodríguez, alto dirigente del PRM; y se marcha, luego de ocho años, Abel Martínez, que a su vez es candidato presidencial del PLD.
Un cambio de autoridades municipales opaco, discreto y que, extrañamente, ni en el entrante PRM cautiva y motiva.
Lo esencial, sin embargo, es que Santiago siga afianzando su progreso.