Una avería en un canal del Instituto de Recursos Hidráulicos (INDRHI) deja a miles de personas de la zona Norte de Santiago sin agua por más de cinco días.
Los eternos problemas del deteriorado canal Ulises Francisco Espaillat (UFE) que sacan de servicio con frecuencia los acueductos de Cienfuegos, la Canela y Villa González.
Una avería en una línea de transmisión de la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED) deja sin luz a miles de personas en la zona Sur de Santiago.
Al día siguiente, Edenorte tiene que trabajar en el mantenimiento de la subestación de Nibaje y se agudizan los apagones en otros sectores de esa zona Sur.
No son los cortes energéticos de Celso Marranzini y su Consejo de las Edes, sino que estos son por problemas en Santiago.
Siguen las fuertes críticas y quejas porque el Teleférico, con una inversión de 6 mil 500 millones de pesos, no funciona con efectividad.
La construcción del Monorriel parece que va para largo y tiene una parte del Centro Histórico de la ciudad vuelto trizas.
Hace unos días desde el hospital Cabral y Báez intentaron desmentirme un comentario sobre el deterioro de importantes áreas y servicios en ese centro de salud. Por suerte, los hechos están ahí.
Todos coincidimos, incluyendo comentaristas del PRM, que el tránsito amerita una intervención urgente porque el caos se ha apoderado de la ciudad.
Lo mismo con lo impostergable de ejecutar un rápido, amplio y agresivo plan de bacheo porque calles y avenidas están llenas de hoyos.
Aunque la oposición política mira para otro lado frente a esas y otras dificultades, los funcionarios y dirigentes del PRM no deberían seguir durmiendo en los laureles.
El silencio oficial y falta de acción efectiva profundizan el desencanto y la desesperanza.
Estos son días difíciles para los santiagueros y la impresión es que los problemas seguirán agudizándose.
Lamentablemente, estamos sin sociedad civil y sin oposición que nos acompañen.