El grave problema de la descontrolada ocupación de las riberas y causes de ríos, arroyos y cañadas en diferentes sectores de Santiago se ha convertido en un serio peligro y asombra el silencio e indiferencia de las autoridades.
La politiquería e irresponsabilidad de los alcaldes de Santiago es, si dudas, el motivo principal para que miles de familias construyan casas y «casuchas» que ahora son «un problema para la ciudad».
Bajo el falso argumento de que «son familias pobres que no tienen donde vivir», en diversos barrios se han adueñado de terrenos sin el más mínimo esfuerzo de la autoridad municipal para evitarlo.
Ahora vivimos en constantes «situaciones de emergencia» porque hay «caseríos» a orillas de cañadas y arroyos que no resisten que llueva una o dos horas.
Un desastre que ya la Alcaldía de Santiago no puede controlar porque sencillamente «son años» de politiquería, irresponsabilidad e indiferencia.
No se trata del actual alcalde Abel Martínez, sino de todos los que han pasado por el despacho que él ocupa sin importar el partido político a que han pertenecido, aunque únicamente han sido del PRSC, del PRD y del PLD.
El alcalde Martínez, por ejemplo, se interesó cuando inició su gestión en resolver con el Ministerio de Medio Ambiente el grave problema de un barrio que se ha construido (con negocios diversos y todo) en plena avenida Circunvalación en el sector de Nibaje, a orilla del río Yaque del Norte.
Apenas unos meses después de su «ofensiva», ahí está el barrio en crecimiento constante porque Abel Martínez «se olvidó de eso». Eso precisamente es lo que ha ocurrido con todos los alcaldes que ha tenido Santiago.
Hace unos días, en la última sesión del Senado, el representante de Santiago, Julio César Valentín, llamó la atención del gobierno sobre el grave problema que enfrentan numerosas familias del barrio Altos de Elías, en la Yaguita de Pastor, debido a los derrumbes de tierra causados por las lluvias.
Es posible que Valentín tomara ese caso porque decenas de casas y «casuchas» están «al borde del colapso» y porque «son sus barrios de origen», pero no debería olvidar que se trata de una triste y lamentable realidad que se vive en diversos sectores del municipio.
¿Cuál sería la solución?. Hay dos experiencias que se vivieron cuando Jaime David Fernández Mirabal era Ministro de Medio Ambiente. En la avenida Circunvalación, al lado de Coraasan, operaba un mercado de productos agrícolas con un enorme crecimiento. Fernández Mirabal, con un grupo de militares, un día fue y despachó «a cada quien para su casa».
Cuando la gran crecida del río Yaque del Norte provocada por las intensas lluvias de la tormenta Olga arrasó con el barrio Hoyo de Bella Vista, Fernández Mirabal militarizó la zona y luego la reforestó. Y ahí está resuelto ese caso porque evitó el regreso de familias a esos terrenos.
Es decir, Fernández Mirabal no actuó con la politiquería e irresponsabilidad de nuestros alcaldes y por eso logró con facilidad resolver esos dos casos. Sin embargo, ahora a las miles de familias que han ocupado ilegalmente terrenos en arroyos y cañadas «hay que buscarles donde vivir».
Los principales culpables del grave problema de la ocupación de nuestros ríos, cañadas y arroyos tienen «nombres y apellidos»: los alcaldes.