La designación de Antonio Peña Mirabal en el influyente cargo de ministro de Educación por parte del presidente Danilo Medina, es un premio a la eficiencia, disciplina, integridad y a la honestidad con que se ha manejado como persona y servidor público.
Su nombramiento como ministro de Educación era «un secreto a voces» en Santiago en las últimas semanas. Estricto, intransigente para muchos y un «rosca-izquierda», todos reconocen que es el hombre idóneo para poner «la casa en orden».
Cuando el presidente Medina nombró a Carlos Amarante Baret ministro de Educación, a Peña Mirabal lo designó viceministro Administrativo de esa cartera pero luego lo sacó de esa posición y lo colocó como director general de Programa de Medicamentos Esenciales (Promese-Cal).
Todos son testigos de la extraordinaria labor que realizó en Promese-Cal. Intenso, exigente y apasionado con el orden y la disciplina, convirtió a ese organismo en una institución innovadora, inspirada y con un indudable impacto positivo en la población.
Llega al ministerio de Educación en un momento político estelar porque los dos anteriores ministros son ahora aspirantes presidenciales por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el último, Andrés Navarro, dejó «el rancho ardiendo» con la difícil Asociación Dominicana de Profesores (ADP).
Su designación como ministro de Educación ha sido aplaudida por diversos sectores de opinión pública y todos coinciden en resaltar sus cualidades de servidor público eficiente, íntegro y transparente. Tiene una impecable imagen en la sociedad como hombre pulcro.
Su reto principal, además de entenderse bien con la ADP, debería ser lograr absoluta confianza en los diferentes sectores sobre el manejo honesto y eficiente del 4 por ciento que destina el gobierno al sector Educación. En ese sentido, su labor debería ser esencialmente técnica.
Su viva austera como político y como profesional, la transparencia y la discreción, hacen de Peña Mirabal una de las figuras públicas que goza de mayor respeto y credibilidad en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y en la sociedad de Santiago.
Ex-regidor y profesional de la Contabilidad, pasó años aferrado a servir en el sector privado y su salto al sector público lo dio luego de denodados esfuerzos de amigos y allegados para que se «viviera» la experiencia del servidor público.
Estuvo con su entrañable amigo, el senador Julio César Valentín, en la gerencia Financiera de la Cámara de Diputados, igual posición desempeñó en la Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (EDENORTE). A Valentín se le atribuye ser el gran aliado de Peña Mirabal en el PLD.
Es un peledeísta consagrado, miembro del comité central morado, ex-presidente de la Sala Capitular de Santiago y coordinador de campaña del presidente Danilo Medina en la Circunscripción Electoral número Dos en las elecciones del 2012 y 2016.
Un detalle que pocos resaltan de Peña Mirabal fue su incursión como articulista periodística de temas políticos, principalmente en el periódico Hoy y con regularidad en las páginas de opinión del diario La Información.
Dirigir el ministerio de Educación es el cargo que pondrá verdaderamente a prueba las cualidades que todos reconocen en Peña Mirabal y como experimentado en manejos financieros, se espera una gestión limpia, ética y austera.