El Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha demostrado una capacidad organizativa y estratégica que lo mantiene como la principal fuerza política de la República Dominicana. Tras haber conquistado las elecciones presidenciales, congresuales y municipales, la organización oficialista reafirma su cohesión interna y su determinación de proyectarse hacia el 2028 con una clara vocación de permanencia en el poder.
El reciente Taller Estratégico celebrado en Jarabacoa, provincia La Vega, con la participación de figuras de primer nivel como el presidente Luis Abinader, la vicepresidenta Raquel Peña, el expresidente Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch, José Ignacio Paliza, Carolina Mejía y demás miembros de la Dirección Ejecutiva Nacional, incluyendo a los presidenciables, evidenció la madurez política del PRM.
Durante tres días, la alta dirigencia revisó prioridades, afinó acciones y reafirmó principios que han definido la gestión oficialista: transparencia, eficiencia, rendición de cuentas y “primero la gente”.
Más allá de un ejercicio de planificación, este encuentro envió un mensaje de unidad y visión de futuro a las bases y al electorado. El PRM busca gobernar con cercanía ciudadana y modernización institucional, fortaleciendo su estructura mediante un amplio programa de afiliación que moviliza al partido en todo el territorio nacional.
En contraposición, la oposición enfrenta un panorama debilitado. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo cargan con un pesado historial de errores y cuestionamientos que los distancia de la ciudadanía.
Los gobiernos encabezados por Leonel Fernández arrastran escándalos como el Sun Land, los sobornos de Odebrecht, las sobrevaluaciones en el Metro de Santo Domingo, los parqueos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el peaje Sombra y la autopista del Nordeste, así como los casos del PEME y la OISOE. Estos episodios consolidaron la percepción de corrupción y clientelismo durante su gestión.
Por su parte, los gobiernos de Danilo Medina tampoco escaparon al escrutinio. Procesos judiciales como Antipulpo, que involucra a hermanos del expresidente; Medusa, que compromete a un exprocurador general; y Coral, que destapó desvíos millonarios en cuerpos militares, reforzaron la idea de deterioro institucional e impunidad bajo su mandato.
Frente a ese pasado, la actual gestión del PRM, encabezada por Luis Abinader, ha sido reconocida en instancias internacionales por sus políticas de transparencia, estabilidad macroeconómica y fortalecimiento institucional. Esta diferencia entre el presente y el pasado explica por qué el PRM llega fortalecido a cada proceso electoral, mientras que el PLD y la Fuerza del Pueblo carecen de calidad moral y política para proyectarse como alternativas creíbles.
En síntesis, el PRM no solo gobierna, sino que ha sabido construir un relato político de confianza, renovación y estabilidad democrática. Su liderazgo unificado, su apuesta por la institucionalidad y su cercanía con la gente lo ubicada, hasta el momento, como el partido mejor posicionado del sistema político dominicano, triplicando en simpatía a la oposición y es el referente de un futuro inmediato en la conducción del país.