Las redes sociales nos ayudan a conectar entre personas, familiares e instituciones. Hoy en día son casi indispensables; por ejemplo, es imposible pensar el comercio si ellas, en todo el mundo las empresas las emplean para publicar sus productos, alcanzando así mayores ganancias.
El profesor argentino Gerardo Girón (2017) explica que las redes no son una novedad, pues desde tiempos remotos han existido, “lo que ha sucedido es una evolución donde los mensajes se viralizan de una manera vertiginosa”.
En el mundo de la política, cada político, aunque la mayoría están divorciados de la tecnología cuentan con la figura de un Comunity Manager en sus equipos que es el encargado de manejar sus redes, es decir, publicar, responder o promover sus actividades, respuestas o planteamientos a los electores y ciudadanos.
De su lado, Moisés Naim (2019) en su artículo “Seis Toxinas que debilitan la democracia” afirma que: “la cuenta twitter de Donal Trump es una de sus más potentes armas políticas”.
¿Pero qué hacemos con la población que la usa para desinformar? Hoy, vivimos en un mundo con mucha información pero estamos mal informados, debido a la gran avalancha de “Fake News” o noticias falsas que se arrojan creando especulación y terminamos creyendo lo que no es.
Las redes sociales son como las tarjetas de crédito, tienen un lado bueno y el lado malo. ¿Con cuál lado te quedas?
Las redes constituyen un arma poderosa porque las “presas” que son los usuarios también tienen escopetas; en otras palabras, no es como antes, que una persona daba su discurso y los demás solo escuchaban. Hoy tenemos a un público feroz que ataca sin piedad atentando contra la reputación digital.
También hoy tenemos una situación con los miles de youtubers, instagramers que viven llenando las redes de basura solo buscando ganar likes y emborrachar a los jóvenes de contenido sexual, superfluo o morboso.
Necesitamos crear conciencia para no sucumbir y que nuestros hijos se jacten de información que indica “el camino fácil” de ganar dinero.
La forma en cómo mitigamos el efecto distorsionador es:
1- Acceder a canales oficiales o cuentas verificadas
2- Reportar páginas que se dedican a publicar noticias falsas
3- Crear contenido de carácter educativo, científico.