Fui absolutamente cauto al opinar sobre la reciente decisión del exsenador de Santiago por el PLD.
En sus redes sociales, él informó, otra vez, que abandonaba sus altas funciones dirigenciales en el partido morado.
Es decir, que se retiraba de los comités Político y Central y que se quedaba únicamente como miembro de su organización política.
En televisión y radio, me limité a decir que esperaría unos días para observar si Ramón Ventura Camejo no reconsideraba su decisión.
Apenas unos días después, leo en los diarios y redes sociales que el exministro echó nuevamente para atrás y se reintegró a sus responsabilidades directivas.
Ventura Camejo es un dirigente peledeísta emblemático, histórico y, además, un académico.
Por eso, imagino que conoce detallada y rigurosamente el daño a su imagen y credibilidad que él mismo se está haciendo con esas ambivalencias en su accionar político.
Una exitosa carrera política no debería estar concluyendo de esa manera.
Lo lamento profundamente porque conozco sus valiosos aportes políticos y académicos.