En construcción de obras la administración del anterior alcalde de Santiago, Gilberto Serulle, está dejando «bien atrás» a la actual Alcaldía de Abel Martínez, la cual ha dado la espalda al cumplimiento de la ley en ese aspecto.
Sin embargo, en limpieza, pintura y embellecimiento de la ciudad la gestión del peledeísta Martínez ha sido muy superior a la anterior de Serulle, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien dejó el municipio totalmente abandonado.
En lo que respecta a la transparencia con que deben manejarse los recursos económicos del gobierno municipal, no se sabe cual de las dos administraciones ha sido peor.
La pregunta es: ¿a dónde va a parar en la administración de Abel el dinero que según la ley 176-07 debe invertirse cada año en la construcción de obras?. En ese aspecto, la falta de transparencia de la Alcaldía es total.
La de Serulle, que ya está anunciando su reactivación política luego de casi tres años de silencio, fue una gestión de seis años (2010-2016), mientras que la de Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), será de cuatro años.
El programa de construcción de obras de la Alcaldía de Serulle fue intenso y agresivo y varios proyectos que no pudo terminar, como los polideportivos de los Cieruelitos, las Carreras, los Pepines, entre otros, los concluyó el actual alcalde de Santiago.
Esas importantes obras aparenta que la administración de Abel Martínez las terminó porque la gestión de Serulle las dejó en más de un 80 por ciento de construcción y los actuales inquilinos del cabildo las promovieron como «sus realizaciones».
Uno de los puntos fuertes de la gestión de Serulle fue las grandes inversiones en soluciones viales, principalmente en las rotondas del barrio Libertad, en la avenida Las Carreras esquina Antonio Guzmán y en la Circunvalación esquina Estrella Sadhalá (la de Utesa).
De igual manera, la desarrabalización de varias cañadas y la construcción de dos o tres proyectos habitacionales para los residentes en zonas vulnerables que fueron rescatadas.
Empero, el gran desastre de la administración Serulle fue la total arrabalización de la ciudad, el abandono de la recogida de la basura, el descuido en los parques y plazas públicas y los actos de corrupción.
El fuerte de la gestión actual de Abel Martínez es la limpieza de la ciudad, la señalización de calles, pintar casas y edificios de apartamentos, pintar murales artísticos y embellecer áreas públicas.
La interrogante continúa siendo el destino del dinero que debe invertirse en construcción de obras y cual es la razón que impide que la actual administración maneje los recursos económicos «de cara al sol».