La participación y simpatía política deberían asumirse como efecticos ejercicios de pluralidad, libertad y democracia.
Por ese criterio, creo ridículo que partidos y dirigentes exhiban como trofeos el apoyo electoral de familiares de sus adversarios.
Ocurrió en Santiago recientemente cuando el PRM juramentó a un hijo de la exgobernadora y dirigente del PLD, Ana María Domínguez.
Ahora se repite con el candidato del PLD, Abel Martínez, juramentando a una hermana del funcionario y dirigente del PRM, Federico Reynoso.
Ambos casos acompañados de un risible esfuerzo de amplia cobertura e impacto mediático porque son «éxitos políticos».
Deberían imitar el ejercicio de pluralidad que existe en el béisbol. En mi familia somos cinco: uno del Escogido, una del Licey y tres de las Águilas.
Exhibir como victorias electorales el apoyo coyuntural de familiares de adversarios, es miopía política.
En campaña proselitista, creo que hay pocas cosas más ridículas esa.