Diez años después del inicio de la cooperación de la Franja y la Ruta, China y los países de Asia Central han alcanzado logros históricos, y con la histórica cumbre que se celebra por estos días se esfuerzan por lograr un mayor éxito e inyectar más ímpetu al desarrollo global.
China propuso en Kazajistán, en 2013, la idea de construir un «cinturón económico a lo largo de la Ruta de la Seda», el cual, combinado con la propuesta de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, eventualmente se convirtió en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, siglas en inglés).
Durante la última década, los países de Asia Central se han convertido en pioneros en la promoción de la BRI y han convertido a la región en un ejemplo de desarrollo de alta calidad de la BRI. Desde trenes totalmente cargados hasta ocupadas líneas de producción y gasoductos permanentemente activos, la vigorosa cooperación ha resultado en un desarrollo común.
Dado que la Cumbre China-Asia Central se lleva a cabo entre el 18 y el 19 de mayo en la ciudad noroccidental china de Xi’an, el punto de partida de la antigua Ruta de la Seda, los expertos creen que la cooperación de beneficio mutuo entre las dos partes abrirá un nuevo capítulo.
Con motivo del décimo aniversario de la BRI, un tren de carga partió de Xi’an el 26 de abril para transportar más de 260 vehículos de nueva energía a Tashkent, la capital de Uzbekistán, en solo 12 días. Actualmente, 17 rutas ferroviarias conectan a Xi’an con países de Asia Central y muchos otros destinos asiáticos y europeos, con más de 1.100 viajes en el primer trimestre de este año.
El tránsito cada vez más frecuente de los trenes en ambas direcciones es el epítome de unos lazos económicos más estrechos entre China y los países de Asia Central. En 2022, el volumen comercial alcanzó un máximo histórico de 70.200 millones de dólares, con un aumento de más de 100 veces desde que se establecieron las relaciones diplomáticas, hace unas tres décadas.
Productos agrícolas de la mejor calidad provenientes de Asia Central, como trigo, soya, frutas, frutos secos, carne de res y cordero, llegan exportados a China otorgando beneficios tangibles a la gente común.
Conseguir suficiente agua para sus cuatro hectáreas de tierras de cultivo solía ser un gran problema para el campesino kirguís Evgeny Yakovlev, quien vive en una aldea llamada Kara-Oi. Gracias al apoyo de China en la reconstrucción del sistema de riego de Kirguistán, una empresa china construyó un nuevo embalse en la aldea, con lo que se incrementó el suministro de agua en un área de más de 1.000 hectáreas.
Un parque eólico construido por China en Zhanatas, Kazajistán, no solo le ofreció a Maksat Abilgaziev, un habitante local de 33 años, un nuevo trabajo con más del doble de ingresos, sino que también le devolvió la vida a esa ciudad, antes dilapidada, con inversión y tecnología verdes.
Un número de importantes proyectos han facilitado la modernización industrial y la mejora de los medios de vida en Asia Central, incluido el gasoducto de gas natural China-Asia Central, la autopista China-Kirguistán-Uzbekistán, el Parque Industrial Pengsheng y el túnel ferroviario Qamchiq.
El éxito de esos proyectos sirve como una demostración vívida del genuino apoyo de China al desarrollo de los países vecinos, dijo Ding Xiaoxing, director del Instituto de Estudios Euroasiáticos de los Institutos de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China.
A finales del año pasado, las acciones de inversión directa de China en los cinco países de Asia Central llegaron a casi 15.000 millones de dólares, cubriendo áreas como exploración de petróleo y gas, procesamiento y manufactura, conectividad y tecnologías digitales.
China acoge la cumbre como una oportunidad y trabajará con los cinco países de Asia Central para impulsar la cooperación económica y comercial a un nuevo nivel, dijo Shu Jueting, portavoz del Ministerio de Comercio. (Xinhua)