Sin el bullicio mediático del aluvión de opiniones interesadas, dos meses y diez días después de la inesperada decisión, va quedando claro que no fue una simple dimisión.
No es una división de la magnitud de la del 19 de octubre del 2019 encabezada por el expresidente Leonel Fernández, pero la del 9 de noviembre del 2022 es irrefutable.
La del exsenador Julio César Valentín no es una simple renuncia, los hechos (dirigentes abandonando el PLD para abrazar su Justicia Social) demuestran que es una nueva escisión.
Las únicas dudas que faltarían por despejar son si, en realidad, se trata de una nueva fragmentación del PLD causada por diferencias ideológicas.
En la decisiva plaza electoral de Santiago, la ciudad del candidato Abel Martínez y del exsenador Valentín, el, por supuesto, donde el daño al PLD es mayor.
El excongresista y su Justicia Social (JS) continúan con sus fuertes golpes políticos, mientras Abel y el PLD lucen sin capacidad de detener el avance de la nueva escisión.
Inimaginable que sea Valentín el líder de ese golpe al PLD.