Por: Luis Córdova
Me consta que Danicel no quiso, en modo alguno, que sus Marolas se compararan con “Las Meninas” de Diego Velásquez, pues sus atuendos caribeños, de estampados floridos, sugirieron unas siluetas libres que ni la desnudez de otras gordas pudo eclipsar, las de Rubens o Botero para los anotadores.
Por eso disfruto verlas salir del lienzo, en una representación que hacen María y Elvira, cuando asaltan cualquier evento cultural para vestir sus colores y hacernos vivir poesía.
Alguien en las redes, en una suerte de ingenuidad que, de no estar revestida de arrogancia, pudiésemos salvar de su reveladora ignorancia, cuestionó lo que alcanzó a ver: confundió la recreación de las Marolas con exaltación negroide y demás aditamentos…
Las Marolas son más que color, el magistral manejo del negro, que en la plástica mata, en un genio como Danilo de los Santos, insufló vida.
¿Y quiénes son Las Marolas? Son las mujeres, todas.
Y así las eternidades estarán pobladas de otras marolas, mientras el Caribe siga estando en el mismo trayecto del sol y todos esperemos a que Danicel, por fin, regrese a casa.